lunes, 23 de noviembre de 2020

ARISTIDE BRUANT, UN CANTAUTOR EN EL PARÍS DE LA BELLE ÈPOQUE



Esta lámina nos muestra una imagen de la espectacular obra ARISTIDE BRUANT de HENRI TOULOUSE-LAUTREC
Es una LITOGRAFÍA a color impresa en papel con finalidad publicitaria, es decir, es un cartel. Recordemos que una litografía es un grabado sobre piedra y el cartel es un mensaje visual –de mediano o gran tamaño-realizado para ser adherido temporalmente sobre un soporte rígido, como una pared. Surge para ser reproducido masivamente. En él se yuxtaponen textos e imágenes con la finalidad de transmitir un concepto de fácil comprensión. Este mensaje puede ser de tipo propagandístico, si presenta una función y significación política, o publicitaria (espectáculos, alimentos, etc.)
El CARTEL ha sido definido como un “grito en la pared”. 
Toulouse-Lautrec fue uno de los pioneros en la realización de este arte gráfico que vivió una verdadera edad de oro en la Belle Époque, concretamente entre 1880 y 1910.

Este cartel -que mide 138.3 x100 cm- se conserva en el SAN DIEGO MUSEUM OF ART (Estados Unidos) y está fechado en 1892 por lo tanto pertenece al arte contemporáneo.

Hay que señalar que Toulouse-Lautrec entre 1892- 1893 le dedicó a Aristide Bruant cuatro carteles que podemos contemplar en varios museos –Albi (Francia), Victoria & Albert (Inglaterra), Viena (Austria), MoMA (Estados Unidos), etc. 
En ellos aparece su imponente figura –sola- o con mensajes de los café-conciertos donde cantaba, todos famosísimos e icónicos de la noche bohemia parisina: Ambassadeurs, El Dorado, etc.



ESTILÍSTICAMENTE este cartel corresponde a la corriente artística denominada postimpresionismo. En efecto, el término Postimpresionismo fue acuñado por el crítico de arte Roger Fry en 1910 para denominar los estilos pictóricos de finales del siglo XIX e inicios del XX que se suceden tras el Impresionismo. Fry creó esta denominación con motivo de la exposición celebrada en ese año en Londres con pinturas de Paul Cézanne, Paul Gauguin y Vincent van Gogh. Los postimpresionistas se habían formado en el impresionismo, pero superan sus investigaciones y contribuyen a importantes avances en el arte del siglo XX. En realidad sus personalidades y su manera de entender la pintura presentan enormes diferencias, pero todos compartieron los inicios en el impresionismo y la reacción contra él. Sobre sus conquistas (tintas plantas, color arbitrario con fines simbólicos o expresivos…) se fundarían además los desarrollos de fauvistas y cubistas de inicios del siglo XX. Aunque los postimpresionistas basaron su obra en el uso del color experimentado por los impresionistas, reaccionaron contra el deseo de reflejar fielmente la naturaleza y presentaron una visión más subjetiva del mundo.
Por los demás, en los carteles realizados por Toulouse-Lautrec se aprecia la influencia del Modernismo o Art Nouveau.

Dentro del panorama pictórico postimpresionista, TOULOUSE-LAUTREC es una de sus figuras más destacadas. 
Nació en Albi (Francia) en el seno de una familia aristocrática de rancio abolengo -su padre era conde-, muy aficionada al arte. Sufría una enfermedad por consanguineidad –sus padres eran primos- que propiciaba el tener los huesos muy débiles. Dos caídas sucesivas con roturas de fémur provocaron que no le crecieran las piernas. Además tenía la cabeza deforme, de ahí que aparezca siempre con sombrero en sus cuadros. 
Se marchó a París y allí entró en contacto con el mundo artístico. Su taller estaba en el mismo edificio en el que vivía Degas que le influyó muchísimo. 
Retrató a Van Gogh y comenzó a exponer en el Salón de los Independientes, siendo conocido como artista ya desde muy joven. Empezó a tener toda una pléyade de amantes femeninas del demi-monde
Le fascinaba la ciudad, París en concreto y fue el cronista-retratista un tanto caricaturesco de la vida nocturna de la Belle Époque. Pinta el Moulin de la Galette de Montmartre, el Moulin Rouge (bailarinas, contorsionistas como el cubano-bilbaíno el Negro Chocolate, Valentin le Désossé (el deshuesado), la Goulue (la glotona), cantantes de ópera, etc.)
Entró en contacto con intelectuales, con Misia Sert y con toda la bohemia artística de la época.  
Viajó bastante, estuvo en Londres y trató a Oscar Wilde. Estuvo en España en 1896, en Madrid y Toledo.
Fue un extraordinario pintor, dibujante y el mejor litógrafo. Como litógrafo, firmaba siguiendo la moda de las estampas japonesas con un monograma.
Extraordinario caricaturista,    no muestra ni amor ni ensañamiento de lo que ve, pero capta perfectamente la psicología de los personajes. El paisaje apenas le interesa. Utilizaba colores planos, simples, pero muy efectistas, en particular el empleo del color negro, perfilaba muchos los contornos. 
Captó el movimiento como jamás lo ha tratado nadie. No se limitó a copiar lo que estaba viendo, se recreaba en ello y dio dignidad al cancán y al mundo de los bajos fondos parisinos.
Era de una laboriosidad pasmosa. 
Sus carteles publicitarios –dentro de una estética que oscila entre el Japonismo y el Modernismo- son el comienzo de la edad de oro del cartelismo, a caballo entre los siglos XIX y XX.
Su afición al alcohol y a los excesos le provocó una temprana muerte con tan solo 37 años.  En Albi, su ciudad natal, se conserva un espléndido museo dedicado a su producción artística.
Un año después de su muerte, en 1902 se celebró una gran exposición retrospectiva de su obra y los precios de sus cuadros subieron desorbitadamente. Hoy es uno de los artistas franceses más conocidos y valorados de toda la historia. 
La obra que nos ocupa, ARISTIDE BRUANT, es una de las más CONOCIDAS de Toulouse-Lautrec. Es un cartel publicitario que anuncia al mítico cantautor de Montmartre, ARISTIDE BRUANT (1851-1925).


Bruant había alcanzado justa fama en el París finisecular por sus canciones de letras sarcásticas y desgarradas, con una fuerte carga de crítica social, sobre la lucha de los obreros y marginados. Bruant actuaba en su cabaret llamado Le Mirliton que, originalmente, fue un cabaret artistique conocidísimo llamado Le Chat Noir.
En Le Mirliton se reunía lo más granado de los artistas bohemios de Montmartre. Allí expuso Toulouse-Lautrec por primera vez y en la revista del mismo nombre publicó algunas litografías.
Una de las versiones que realizó de Bruant era en otro café donde también actuaba este cantante, el Ambassadeurs, que era estimado como el mejor café-concierto al aire libre de París. Estaba situado en los Campos Elíseos y de él Degas nos dejó magníficas imágenes.
Todo París fue empapelado con los carteles de Bruant realizados por Toulouse-Lautrec, lo que contribuyó al enorme éxito de ambos: el artista y el publicitado cantante.
Toulouse-Lautrec nos representa a Bruant con el indumentaria habitual que portaba el cantautor: traje de terciopelo negro, con sombrero de fieltro de ala ancha –que tapa parcialmente su abundante y un poco larga cabellera- y bufanda  roja. Al parecer el retratado era un hombre duro, un tanto violento –en sus canciones no se ahorraba burlas e insultos mordaces-. Esta figura destaca delante de un fondo con la silueta de un gánster de Montmartre que simboliza la temática de sus duras canciones callejeras.
Toulouse-Lautrec ha sabido captar a la perfección la profundidad psicológica del personaje: ademán adusto y serio, con el rostro hacia arriba, mirando desafiante, de reojo, con cara de pocos amigos. Hay un juego de intensidad un tanto dramática que se genera entre un cuerpo que nos da la espalda y esa mirada inquietante. En la mano parece llevar un bastón.

Las CARACTERÍSTICAS de esta litografía, desde el punto de vista formal, son las habituales en los carteles de Toulouse-Lautrec:

            *La TEMÁTICA alude a la vida nocturna y bohemia parisina. Toulouse-Lautrec era un asiduo a los cabarets y lugares de ocio de dudosa reputación, que pintó sin descanso a finales del siglo XIX.
            *Economía de medios: menos es más. No entra en detalles anecdóticos, se centra en la FIGURA que llena todo el cartel y aparece sintetizada al extremo. El artista construye una imagen que va a lo esencial, una fórmula que se utilizará masivamente en publicidad.
            *Marca mucho los CONTORNOS: la figura es una silueta.
            *No hay modelado para crear volumen. Sin embargo, éste es conseguido mediante grandes manchas planas de COLOR –como el negro y el rojo- y un DIBUJO certero. Una vez más, en la producción de este artista, como el de tantos otro impresionistas y postimpresionistas, se hace palpable la influencia de las estampas japonesas.
            *Cierto sentido CARICATURESCO                 *La influencia de la FOTOGRAFÍA es esencial en los pintores impresionistas y postimpresionsitas, con sus novedosos encuadres que cortaban las composiciones, evidenciando así que la mirada moderna no era totalizadora, sino fragmentada y fugaz.
            *En esta ocasión no aparece su  FIRMA como un MONOGRAMA como en otros carteles.
            *El texto, la CALIGRAFÍA  que acompaña a la imagen, como en las estampas japonesas, nos aporta información del mensaje que se quiere transmitir, que en este caso, es de carácter publicitario. Llama la atención la novedad del nombre propio, que está escrito en minúsculas.

Podemos poner en RELACIÓN esta litografía con otras pinturas y carteles de temática parisina nocturna como las dedicadas a la Goulue, Jane Avril, el Negro Chocolate, Valentín el Deshuesado, etc..

LA FUNCIÓN de esta imagen es claramente publicitaria, a mayor gloria del comitente, su amigo, el retratado Aristide Bruant.

La TRANSCENDENCIA de este artista ha sido profunda en el arte contemporáneo. Ejerció un enorme influjo en los artistas de su época, empezando por el joven Picasso que quedó fascinado al conocer la obra de este artista. Sin duda, los inicios parisinos de ese artista no se entienden sin tener en cuenta la influencia y la inspiración que el artista de Albi produjo en el pintor malagueño. Esta fascinación se plasmó en pinturas y dibujos picassianos –no así en carteles que Picasso no realizó- que muestran la noche parisina de una forma todavía más sórdida que en Toulouse-Lautrec.

En CONCLUSIÓN, este emblemática litografía condensa los logros de la edad de oro del cartelismo francés personificados en uno de sus pioneros y precursores: Henri de Toulouse-Lautrec.

Esquema



IMÁGENES

Henri de Toulouse-Lautrec





Firma monograma de Toulouse-Lautrec de inspiración japonesa
Los cuatro  carteles que dedicó Henri Toulouse-Lautrec a Bruant en 1892-93





Esta versión “Ambassadeurs, Aristide Bruant dans son cabaret” está fechada en 1892 y se encuentra en el Museo Toulouse-Lautrec de Albi (Francia)



Otra imagen de Aristide Bruant realizada por Toulouse-Lautrec y una fotografía de Bruant c. 1889
En este cuadro pintado por Louis Anquetin llamado “Chez l´intérieur de chez Bruant: Le Mirliton”, 1886-7 vemos el mítico bar propiedad de Aristide Bruant.
Otros formidables carteles de Toulouse-Loutrec:





Fuentes de las imágenes: Wikipedia

PARA SABER MÁS

En la espléndida exposición del Museo Thyssen dedicada a "Picasso-Lautrec" podemos contemplar el cartel de "Aristide Bruant" procedente del Museo Victoria & Albert de Londres. 
En esta muestra, se hace palpable la profunda influencia del maestro de Albi en Picasso. Y en ese duelo entre artistas, la verdad es que Toulouse-Lautrec, a mi modo de ver, sale mejor parado...


Más información AQUÍ.

VIDEO DE LA UNED SOBRE "TOULOUSE-LAUTREC Y LOS PLACERES DE LA BELLE ÈPOQUE"


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